Navarra recupera la danza contemporánea

La Dirección General de Cultura – Institución Príncipe de Viana apuesta de forma decidida por convertir a Navarra en lugar de referencia para la danza y las artes del movimiento. Tras un primera edición celebrada el pasado otoño, el Festival de Danza Contemporánea de Navarra encuentra definitivamente su lugar en fechas próximas al Día Internacional de la Danza, que tiene lugar cada 29 de abril. En 2017, DNA estrena nueva dirección artística, encabezada por Isabel Ferreira, y presenta una programa que acoge propuestas diversas procedentes de otras latitudes, de Taiwán, Brasil, Estados Unidos, Suiza, Congo o Portugal. Una mirada de larga distancia que no deja de lado el entorno más próximo, con espectáculos de artistas de Navarra, Euskadi, La Rioja o Cataluña.

 

DNA 2017 apuesta por una programación destinada a generar distintas miradas y discursos en torno a la danza con catorce obras que abarcan expresiones artísticas como el baile, la danza, el cine, la videodanza o el videomapping. Una manera de imprimir una nueva dimensión al universo de la danza a partir de conexiones con el campo de la ciencia y con estilos musicales como el rock, el punk y el hip hop. DNA presenta historias cargadas de esperanza que se asoman al futuro desde diferentes paisajes del mundo y que se llevarán a escena en Pamplona, Barañáin, Huarte, Noáin, Villava, Alsasua, Aoiz, Lesaka y Tudela entre el 20 de mayo y el 3 de junio. El festival pretende así convertirse en espacio de encuentro para públicos diversos aglutinados en torno a la danza.

 

Un programa que también tiene entre sus prioridades la atención a la diversidad, el desarrollo y la visibilidad de las artes escénicas, la promoción de la danza y sus procesos creativos, la innovación, la creación contemporánea y la apertura a las últimas tendencias y los lenguajes de vanguardia. Un programa, en definitiva, que pretende consolidarse como herramienta para el desarrollo de la danza como un sector cultural destacado en Navarra.

 

Con estas pautas, DNA quiere erigirse en punto de partida para una reflexión trasversal en torno al papel que puede jugar la danza en esta Comunidad. La danza como manifestación artística, y también como elemento de fusión con otros lenguajes. La danza como fin, para disfrutarla en un escenario, pero también como un medio, inmersa en otros ámbitos como la educación, la investigación o la economía, para construir otros modelos de comunidad y de sociedad.

 

Fernando Pérez

Director general de Cultura

+ Futuro

Un festival es una oportunidad única para experimentar el universo de posibilidades que surgen cuando un grupo de personas de diferentes áreas se encuentran y unen su cariño y energía creativa en un mismo espacio-tiempo. Un festival es un acelerador de partículas cuyas colisiones abren puertas que apenas intuimos que existen. En este momento de cambio en las políticas culturales, participar activamente en la construcción de nuevos caminos para la creación contemporánea en Navarra a través de la dirección artística de DNA es un reto que asumo con el mayor entusiasmo.

 

Es precisamente este espíritu de ilusión por las posibilidades de ensayar en el presente el futuro que queremos, el que inspira esta edición de DNA. En tiempos de incertidumbre global, el festival acerca a los escenarios navarros historias de esperanza como Rice de Cloud Gate Dance Theatre y su defensa de la agricultura ecológica; o la resistencia de los pobladores de Atacama ante los desmanes de la industria minera de Extraños Mares Arden de Txalo Toloza y Laida Azkona. Por otro lado, el “no future” de Anarchy de Societat Doctor Alonso, una obra que nos confronta con las complejidades de gestionar nuestra libertad, y el “more future” del coreógrafo congoleño Faustin Linyekula, un coreoconcierto de punkrock, nos animan a entender el futuro como una llamada a la acción en el presente.

 

De Estados Unidos, y gracias a la colaboración con el Teatro Gayarre, nos llega la oportunidad de dirigir también nuestra mirada a un pasado que continua reverberando en la actualidad: la Martha Graham Dance Company conmemora sus noventa años en DNA ofreciendo una selección de algunas de las obras más célebres de la gran pionera de la danza contemporánea.

 

Desiertos chilenos, campos de arroz ecológicos taiwaneses, la desoladora belleza de los pantanos navarros afectados por la sequía, plantaciones de árboles-cuerpo enraizados en el espacio urbano, el cielo gris-azulado de São Paulo, parajes post- apocalípticos en un mundo distópico y las noches eternas en los bares de una Kinshasa en ruinas, conviven con las realidades de las partículas danzantes de la física cuántica y la celebración de los cuerpos y las capacidades diversas. Todas son estaciones posibles en el recorrido que el festival propone a través del inmenso paisaje de la danza contemporánea. En DNA 2017, el cuerpo, el movimiento, la música, la escenografía, el vídeo, la filosofía o la física, dan forma a una programación de “danza todoterreno” que combina la investigación artística con la multiplicidad de formatos, contextos, temas y estilos, y que mira a otras culturas tendiendo puentes con las artes contemporáneas de otros continentes.

 

A la programación de espectáculos, durante los quince días de festival, se suma un programa de actividades de colaboración, encuentro y formación. El coLABoratorio DNA, un laboratorio de cinco semanas de duración en el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte que tiene como objetivo el estímulo a la creación local incentivando la colaboración con artistas de diferentes partes del mundo; tres residencias artísticas en Lesaka, Aoiz y Barañáin que culminarán en preestreno; el encuentro de la Red Iberoamericana de Festivales de Video-danza, y el Encuentro de Expansión Artística DNA -PEA, centrado en la reflexión sobre el diálogo entre las Artes Vivas y el mundo económico cultural. Se conforma así un festival que, además de buscar la calidad de sus obras, celebra el encuentro y el diálogo entre una diversidad de actores para poder reflexionar sobre otras maneras de pensar y vivir en comunidad.

 

Isabel Ferreira
Directora artística de DNA